Las batallas mentales del Golf y las herramientas para superarlas

¡Hola, amigos de Golf Shot Mx! Es un gusto volverlos a saludar desde este espacio, y hoy me gustaría contarles un poco de dónde vengo, en dónde estoy y hacia dónde voy. 

Para los que no me conocen, soy Alejandra Llaneza, nací y crecí en la Ciudad de México y estudié en la Universidad de Arizona, donde recibí una beca colegial gracias al golf.  Después de graduarme, me hice profesional y he tenido la suerte de dedicarme a esto desde entonces.  No ha sido un camino fácil.  Han sido años muy emocionantes que me han dado la oportunidad de conocer el mundo, pero también de muchos altibajos y muchos enfrentamientos conmigo misma en donde me cuestioné muchas cosas. 

Creo que de las mayores herramientas que me ha regalado el golf, es aprender a conocerme a mí misma.  El deporte en general es un muy buen medio para conocerte hasta lo más profundo, tanto en tu personalidad como emociones, pero el golf –al ser un deporte tan mental y que se desarrolla por muchas horas–, creo, saca lo mejor y lo peor de ti; muchos aquí estarán de acuerdo (jaja). 

Ale Llaneza

Para mí, el golf es como un termómetro: he aprendido que me ayuda a ver cómo está la relación conmigo misma en cada ronda.  La actitud, reacción y mentalidad antes de cada tiro y torneo ayudan mucho a darnos información profunda; si ponemos atención, nos puede ayudar también en la vida diaria. 

El año pasado fue un gran ejemplo de esto: me encontré en una posición en la que entré un poco en “piloto automático”.  Muchos pensarían que esto no sucede tanto al estar viajando, pero es común entrar en la rutina de viajar los lunes, practicar martes y miércoles, jugar PRO-AM el jueves, y el torneo de viernes a domingo.  Muchas veces, jugamos varias semanas seguidas y esta rutina se repite semana tras semana.  En lo personal, me ha tocado jugar hasta ocho semanas consecutivas, y he conocido colegas con actividad durante 12 semanas sin descanso.

Lo importante es el balance. Y muchas veces pensamos que lo tenemos en la agenda del día a día, la dieta, entrenamiento, etcétera. Sin embargo, lo que siento que a mí me hacía falta, era un balance interno.  Desde fuera podría parecer que todo estaba en orden, pero yo no lo sentía así por dentro y esto me llevó a buscar respuestas. 

Durante un torneo, compartía coche con Ana Paula Valdés, también golfista mexicana, y me preguntó: “¿Y si vamos a la calificación del Tour europeo?”. Yo nunca lo había considerado, pero en ese momento sentí que algo hizo click y contesté: “¡Sí, vamos!”.

Finalmente, ella decidió quedarse en el circuito de Estados Unidos, que, al ser su segundo año de profesional, fue una buena decisión.  Me di cuenta que era momento de hacer un cambio; a veces un cambio de perspectiva es todo lo que necesitamos, sobre todo algo que nos saque de nuestra zona de confort y nos dé vivencias diferentes.

 Esto coincidió con un retiro espiritual, donde me di cuenta de que existe un mundo fuera del golf, lo cual suena chistoso pero a veces en la rutina se nos olvida abrir la mente. Esta apertura sería necesaria para competir en un lugar en el cual nunca había estado.  Encontré que este cambio me dio un boost de energía, ya que esa intuición de ir a jugar fue corroborada con cómo me sentí durante el torneo.  Estuve muy emocionada de jugar otra vez, estar en un lugar diferente y conocer gente nueva.  A veces, esos cambios son los que más miedo dan, pero los más necesarios. 

Así es que este año estaré embarcándome en esa nueva aventura.  Quiero agradecer a mis amigas: Margarita Ramos, Ana Menéndez y Nicole Autrique, por haber tenido la valentía de ir a jugar a esa gira y contarme sus experiencias para animarme también. Les iré compartiendo algunas historias durante el camino. Les dejo aquí una frase que me encanta y que me gusta recordar frecuentemente: “Salta y la red aparecerá”.

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