El Quito Open, la nueva parada en el Latinoamérica

La altitud de la capital ecuatoriana, a 2,850 metros sobre el nivel del mar, es un elemento que cada año le pone un picante especial al Quito Open. Algunos jugadores lo adoran, otros lo sufren, pero en el fondo todos asumen el reto que esta parada del PGA TOUR Latinoamérica ofrece. Desde su lanzamiento, en 2014, el torneo se ha consolidado entre los favoritos de los jugadores, quienes disfrutan de la ciudad, la buena cocina y las condiciones únicas que la altitud demanda de su golf.

“Hasta ahora ha estado genial, aprender todos estos nuevos números (de yardas). El hecho de cambiar de locación cada semana es algo que hace este Tour realmente especial”, dijo el estadounidense Kevin Velo, número siete del ranking de la Totalplay Cup, jugando por primera vez en esta sede. “La pelota vuelta un montón. Revisaba mis números en la práctica y mis hierros iban muy lejos, así que toca ajustar y tener todo resuelto para el torneo”.

Este campeonato se juega por octava ocasión en el par-72 de 7,412 yardas del Quito Tenis y Golf Club, cuyo campo delineado por árboles está aún algo suave por las lluvias de las semanas anteriores. Este campo comparte con el Córdoba Golf Club el segundo lugar entre aquellos que más veces recibieron al PGA TOUR Latinoamérica, solo superados por Los Inkas Golf Club que albergó el Diners Club Perú Open por novena ocasión la semana anterior.

La poca resistencia del aire es la que permite que la pelota vuele mucho más de lo usual en Quito, obligando a los jugadores a realizar ajustes en las distancias que pegan con cada palo. Cada cual hace sus matemáticas, establece una fórmula y una estrategia según las características de su juego.

“Yo hago un ajuste del 12 por ciento porque no consigo que la pelota tenga suficiente spin. Así que, en lugar de seguir, se frena y eso lo hace difícil para mí. En ocasiones un golpe no va tan lejos como esperabas”, afirmó el mexicano Raúl Pereda, quien viene de ser segundo en solitario en el Perú Open este domingo anterior.

Su compatriota Rodolfo Cazaubón en cambio recurre a un ajuste del 15 por ciento en sus distancias. “Eso lo hago porque yo le pego un poco más alto con mis hierros largos”, dice el tampiqueño. “Yo me guío por sensaciones. Lo que pasa es que he jugado tantas rondas en elevación que ya se ha convertido en algo que hago con naturalidad”.

Acostumbrados a jugar en sitios en el centro de su país, como la Ciudad de México, los jugadores mexicanos enfrentan escenarios como estos más a menudo que muchos otros de sus otros colegas en PGA TOUR Latinoamérica. “Estar familiarizado con jugar en Ciudad de México hace que el cambio sea menos drástico que venir de nivel del mar para acá, pero si hay que ajustarse”, asegura Eduardo Carrete, quien es originario de Querétaro, a 1,800 metros sobre el nivel del mar.

Para el dominicano Juan José Guerra el ajuste es mucho más demandante. Más allá de lo que le pueda costar el ajuste de sus distancias, especialmente en los tiros cortos desde 120 a 150 yardas, Guerra cita la exigencia física como otro factor. “Este es mi tercer año aquí, así que con cada año voy anotando las yardas mejor. La altura nunca me ha molestado mucho, pero ayer me dio mucho dolor de cabeza. Me agito un poco al hablar y al caminar la cancha es como hacer una maratón, pero es chulo, es parte de la semana y de lo que toca aprender”, afirmó con una sonrisa el caribeño de 25 años.

Como uno de solo cinco torneos por jugar en la temporada 2021-22, el Quito Open tendrá un peso importante en la carrera por definir el ascenso al Korn Ferry Tour. Entrando a este evento los argentinos Jorge Fernández Valdés y Alan Wagner, el guatemalteco José Toledo, el estadounidense Mitchell Meissner y el chileno Cristóbal Del Solar son quienes ocupan los cinco primeros puestos que aseguran estatus en el siguiente nivel.

“Tengo 25 años y aún estoy tratando de aprender. No he ganado mucho (una victoria en el Texas Open 2020 y otra en el All Pro Tour el mes pasado), pero este es un proceso y estoy seguro de que pasará cuando tenga que pasar. Me encantaría que fuera esta semana, pero si no, seguiré luchando el resto de la temporada”, dijo Meissner, quien buscará su sexto top-10s de la temporada en un lugar en el que empató el octavo lugar el año pasado.

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