Desde hace tiempo me pregunto: ¿Qué es lo que hace único al golf?

Hice consciencia sobre está duda hace unos meses, después de que un amigo me preguntara: “¿Por qué está tan de moda el golf hoy en día?”

Tengo que confesar que me sorprendió un poco la pregunta. Intenté armar rápidamente –con miedo a perder su interés– una serie de ideas que iban desde la dificultad del deporte, la tradición y la exclusividad que lo rodea. Al final creo que no fue una respuesta satisfactoria del todo para ninguno de los dos, y le dimos carpetazo al tema con el muy famoso “cada quien sus cubas”.

Días después de este incidente, repasé la improvisada respuesta a mi amigo, y caí en cuenta que a la fecha no tengo una respuesta contundente para este tema. Escribir esta reflexión es un acto de preparación, como ir a la práctica antes de una ronda con amigos, para que no me agarren desprevenido en caso de volver a enfrentarme con semejante pregunta.

Empezaría con que el golf atiende a una multitud de audiencias, desde personas de 80 años como a niños de 4, no importa la edad que tengas, mientras puedas levantar un bastón, siempre habrá alguna manera de jugarlo.

Se puede jugar como actividad social en grupo y celebratoria o como una actividad solitaria con tintes meditativos y terapéuticos, puede jugarse tan competitiva o tan recreacionalmente como así lo decidan, con apuesta o sin apuesta, por medallas o cervezas, por bragging rights o por el simple hecho de caminar y estar en la naturaleza.

Agosto inicia con muchísimo golf

Estas características hacen que este deporte toque fibras y encuentre puntos en común con muchas personas. Si hablamos de competir en el golf, creo que no he sentido hasta este momento, una satisfacción más grande como la de ganar el match contra tu mejor amigo o amiga, o la de hacer tu primer par, birdie o romper alguna marca como los 100, 90 u 80 golpes por primera vez.

El golf es multifacético y puede adaptarse a toda clase de situaciones, puede ser una excusa para cerrar un negocio, ser un espacio para liberar la mente y frustraciones, utilizarse como actividad física o puede ser el escenario para crear historias entre familia y amigos al hacerse tradición alguna jugada mensual.

En conclusión, diría que el golf es único, porque es para todos y no pretende que solo lo jueguen unos cuantos y de cierta manera, abre sus brazos a todos y es maleable. Los que amamos el golf, lo vivimos, no lo jugamos, agradecemos lo que nos da e intentamos compartir sus beneficios con cualquiera que esté dispuesto a escucharnos…

Los saluda Alonso de la Garza Noriega. Golfista apasionado, desafortunadamente amateur. Fanático del radio y las letras.

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