¿Cómo el golf unió a la Selección Mexicana en Francia 1998?
Manolo Lapuente es uno de los mejores entrenadores mexicanos de todos los tiempos. Cinco títulos en la Liga MX y una Copa Confederaciones con la Selección Nacional, entre otros campeonatos, lo colocan como uno de los históricos.
Un punto más a su favor: es un apasionado del golf.
A cada club que llegó, implementó el golf durante las concentraciones de pretemporada. Manolo llevaba sus bastones y, si algún jugador mostraba interés, le explicaba las bases de este deporte. El campamento previo a la Copa del Mundo de Francia 1998 no fue la excepción y formó una generación de futbolistas que se convirtieron en grandes golfistas amateurs.
“A mí me tocó el golf con Manolo desde el Necaxa”, relató Alberto García Aspe, capitán del Tricolor en el 98, en entrevista para GolfShot MX.
“Siempre nos llevaba a campos durante la pretemporada. En los tiempos libres, nos íbamos a tirar pelota y me hice del vicio”, agregó el hoy analista, sobre aquellos Rayos de 1994-95, campeones de la Primera División del futbol mexicano.
Para el Mundial de 1998, el Tricolor se concentró en un castillo en Fontenailles, al sureste de París, donde volvió a utilizar al golf como una de las formas para distraerse durante los tiempos libres. Estrellas de la talla del mismo García Aspe, Luis Hernández, Luis García, Ramón Ramírez, Claudio Suárez, Salvador Carmona, Ricardo Peláez y Jorge Campos –actualmente el más conocido por su obsesión con este deporte– jugaron y, al término de sus carreras como futbolistas, lo convirtieron en un hobby.
“Jorge era el que más se iba con Manolo porque era el que más tiempo libre tenía”, subrayó García Aspe, quien en sus mejores épocas alcanzó estar entre 10 y 15 de handicap.
Como el capitán del combinado nacional, al ser la línea directa entre director técnico y plantel, se dio cuenta de cómo el golf también funcionó para “unir al vestidor” durante los tiempos de más presión como la que se vive en una Copa del Mundo.
“Una actividad extra siempre une a los grupos. Aunque no todos iban a jugar [golf], un buen porcentaje nos íbamos al tee de práctica”, explicó sobre la importancia de conectar entre los compañeros.
Tanta fue la importancia del golf en aquel Mundial que algunos de estos exfutbolistas siguen jugando e, incluso, lo hacen juntos. García Aspe compartió que hace pocas semanas compartió una ronda con Claudio Suárez y Salvador Carmona, sus compañeros en Francia,.
“El golf es un deporte muy complicado que te hace practicarlo con frecuencia. Creo que a todos los deportistas de alto rendimiento, cuando agarran los bastones se vuelven locos, porque te hace un vicio de siempre bajar tu score, mejorar y competir. Es la realidad, le sirve muchísimo a cualquier deportista de alto rendimiento por la fortaleza mental que provoca”, cerró.
Reportero. Egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Con experiencia en múltiples eventos dentro del PGA Tour, LPGA, Korn Ferry Tour, PGA Tour Latinoamérica y Federación Mexicana de Golf. Sobre el campo, juega a no pasarse de 100.