El jueves 7 de diciembre sacudió al mundo y a la industria del golf. Te caiga bien o mal, te guste o no su forma de jugar y/o personalidad, no podemos negar que Jon Rahm es uno de los tres golfistas más importantes de la actualidad. Campeón defensor del Masters de Augusta, ganador de US Open, un total de 11 victorias en el PGA Tour, ocho en el DP World Tour y ex número uno en el mundo lo han colocado en la élite.

Su firma de contrato con el LIV Golf es el golpe más duro que ha dado el circuito saudí, contando la primera camada de jugadores que partieron (que incluyó a Dustin Johnson y Phil Mickelson) o cuando Cameron Young se unió tras ganar The Open Championship en St. Andrews. Su impacto es mayor porque se presentará con el saco verde del Augusta National, cuando se pensaba que ninguna otra estrella dejaría a la máxima categoría y en un momento clave en las negociaciones para concretar un convenio comercial entre el PGA Tour y el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF, por sus siglas en inglés), regidor de la polémica gira.

Los periódicos y medios de comunicación deportivos amanecieron con este reporte; en España acaparó las portadas, tanto en los rotativos especializados en deportes como los nacionales:

En Inglaterra y Estados Unidos, los dos países con más tradición, también resaltaron el impacto mediático y deportivo que esto ocasiona:

Y, por último pero no menos importante, los medios especializados en el deporte. Golf.com etiquetó la llegada de Rahm como “el mayor golpe desde la creación del LIV Golf”; Sports Illustrated sentenció: “El PGA Tour se encuentra en peor estado para negociar que como estaba en el verano, sin algún objetivo al frente”, y Golf Digest destacó “la velocidad con el cual el LIV Golf le giró la mesa al PGA Tour” y la exhorbitante cantidad de dinero que se le dio al español.