Para mi el golf es un deporte donde el objetivo es lograr que cosas pequeñas hagan una gran diferencia.

Empezando por la idea básica: que una diminuta bola de 43mm de diámetro viaje más de 2 campos de futbol y se pueda convertir en millones de dólares.

Bueno, en mi caso (con hándicap 20) y de la mayoría de los golfistas, los millones de dólares no aplican. Pero sí la búsqueda de micro elementos que nos lleven a tener una experiencia más placentera en el campo.

Sabemos que un pequeño cambio en el grip puede darte 10 yardas más o quitarte 100, o un grado más a la derecha en el green puede hacer que la bola no caiga. Y así, el golf está lleno de estos pequeños detalles que pueden hacer felicidad o terror.

En mis 20 años jugando golf, he buscado esta pequeña felicidad en distintos lugares, casi todos caros y ninguno con garantía: set de bastones nuevos, clases con coaches internacionales, pelotas de uso profesional que terminan en el lago y bueno… todos conocemos la historia.

Hace unos meses (aún en tiempos de bonanza) en el Club de Golf Vallescondido hice uno de estos diminutos cambios que pudieron pasar por invisibles, pero transformaron mi perspectiva en el juego: la Cerveza Charro.

Sí, una cerveza. Sabemos que el binomio golf y cerveza es inseparable como jugador de fin de semana. No puedo imaginar una ronda sin cervezas para el calor, para celebrar un buen tiro, para olvidar uno malo, o para el encore en el 19. 

Como mencioné arriba, en 20 años he pasado por distintas marcas de bastones, pelotas, coaches, campos, foursomes, modas, caddies… y la cerveza siempre había sido la misma. Sí, cualquier cerveza siempre se agradece, pero esta cerveza se sintió como un tip de juego corto con el que bajas un dígito al hándicap: inesperado, sencillo y refrescante.  

Tuve la fortuna de volver a encontrar una Cerveza Charro en dos campos más: el ‘Churubusco’ y Tres Vidas, y con ello, cambiar (literalmente) de sabores en el campo.

Y ‘la Charro’ justo me llevó a pensar en esos pequeños detalles, en la búsqueda y en la gratificación.

Y también me llevó a proponerme una cosa: aprovechar la tendencia de las cervezas independientes. Aprovechar que existen y que cada vez son mejores los pequeños productores de esta bebida. Me propuse a probar una cerveza diferente en cada campo de golf mientras sea posible. Sí, seguro será como las clínicas: algunas funcionarán y otras no, pero estaré abierto a cualquier buena sorpresa. Ya llegó una. Veamos cuántas más.

Los invito a que prueben Cerveza Charro, a que se unan a esta iniciativa y comenten qué cerveza nueva probaron y qué opinan. Quizás encuentren su nueva cerveza favorita para jugar golf.